Las señales visibles que indican con más claridad que un amortiguador está defectuoso son las siguientes:
* Montaje roto o deteriorado, bien por fatiga del metal o por corrosión muy extendida.
* Deformación del cuerpo del amortiguador que puede dificultar o impedir el movimiento del pistón.
* La pérdida de aceite del amortiguador provoca mal funcionamiento y pérdida de amortiguación.
* Grietas o deformaciones anormales en los casquillos de montaje, que pueden provocar ruidos en la suspensión al acelerar, frenar o conducir sobre badenes, baches, etc.
* Corrosión del vástago del pistón que provoca un rápido deterioro del retén de aceite, con la consiguiente pérdida del mismo.
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